lunes, 22 de octubre de 2012

LA TIENDA (7)

Con la paz empieza una vida nueva. Sobre todo para mí, que tengo recién cumplidos seis años y ya empiezo a ser protagonista y sujeto de lo que voy viendo y aprendiendo. Todavía quedarían unos meses hasta el primer "cole". En septiembre de 1939, en las Salesianas, un aula para niños todos en edades comprendidas entre los seis y los diez años. Una monja salesiana era la maestra. Sor Nieves. Todavía permanece en mi memoria su imagen dulce y sonriente. Y un recuerdo impresionante. La narración que hizo un día otro chaval, Juanito Vindel,  de como un tranvía había atropellado y destrozado bajo sus ruedas a un niño enfrente de la Colonia Bellas Vistas, donde él vivía. Y es que la vida empezaba a normalizarse. Había sido eliminado aquel parapeto que a la altura del número 19, la tienda de ultramarinos de Diego, cortaba perpendicularmente a la calle. En la Pescadería de Paco el pescadero, aparecían peces y mi madre, cuando pasábamos por delante me los enseñaba y me decía cual era la especie de cada cual. estas son sardinas, esa es una merluza, aquellos son gallos ¿gallos? sí así se llaman y aunque se parecen a estos otros no son iguales. estos son lenguados. El negocio de la tienda empezaba poco a poco a normalizarse. Muy poco a poco, porque no había todavía géneros-o artículos- que vender. Pero mi padre estaba bien relacionado con los almacenes mayoristas y no tardaría mucho en ir rellenando las estanterías. Y la gran novedad fue el traslado  al piso una vez recuperada la legítima posesión. Hubo que rehacer, limpiar y pintar pero finalmente quedó listo y allí se instaló de nuevo toda la familia. Los domingos ibamos a Misa. Primero a los Salesianos que enseguida rehicieron la Iglesia que había servido de centro de reclutamiento y de almacén. La Parroquia había quedado seriamente dañada y tardaría más tiempo  en quedar habilitada para su función. Los domingos y festivos salíamos de paseo. recuerdo una visita al Cuartel de la Montaña y a la Moncloa, a la calle Ferraz, ametrallada toda ella, al Paseo de Rosales y-cómo no- a la Telefónica y a ver a la Cibeles que enseguida quedó al descubierto después de que se la quitaran de encima unos sacos terreros que la protegieron durante la contienda. A mí todo lo que veía me deslumbraba. Además mi padre era un excelente guía que disfrutaba dándome cuenta y razón de cuanto veíamos.
Sin embargo algo turbaba la paz. Y era el comienzo de la guerra en Europa. Hitler contra todos. Y todas las personas con las que se reunían o encontraban mis padres eran conscientes de la ayuda recibida de Alemania para que vencieran los "nuestros" en la guerra, por eso ahora todos eramos "fans" de los alemanes. Recuerdo de una casa que frecuentábamos donde había una especie de altar con las fotografías de Franco, José Antonio, Hitler y el Papa Pío XII.
Las primeras fiestas de Navidad y Año Nuevo transcurrieron también de forma diferente. Nos reunimos con la familia Rodrigo en la tienda de ultramarinos que tenían y allí con el gramófono y los cuatro discos que se tenían se pasaron las veladas con gran alegría. Y el día de Reyes, como garantía de que cuanto nos habían contado era verdad apareció un gran paquete colgado de un balcón que contenía los juguetes que en aquél momento habían podido adquirir mis padres con la ilusión que se puede suponer

martes, 28 de agosto de 2012

LA TIENDA. 6

Cuando comenzó la guerra civil yo tenía tres años y otros tres transcurrirían en aquel reducido, incómodo e insaluble espacio de la tienda. Por supuesto sin guardería ni escuela. Pero todo eso se suplió con la inestimable presencia de mis padres que estuvieron de forma permanente junto a sus hijos, mi hermana y yo.  Vivíamos, como ya dije, en un lugar muy cercano al frente. Pero la vida continuaba en el centro de Madrid, con las limitaciones propias de una ciudad casi cercada y por el ambiente enrarecido lleno de miedos y temores. El "metro" funcionaba y eso permitía que alguna vez la familia se aventurase a llegar al centro de Madrid e incluso entrar en el cine. "Vuelan mis canciones", "El negro que tenía el alma blanca" son dos películas a las que tengo oído que fuimos a ver. Y a cenar o comer a algún restaurante donde mi hermana y yo guardábamos en alguna servilleta previamente preparada algún  filete o croquetas o fruta que disimulando llevábamos a casa para completar el menú doméstico.
Como mi padre tenía poco trabajo en la tienda  se "inventó" una ocupación y fue que todos los días en algún momento jugaba(?) conmigo al Colegio. Él era el maestro y yo llegaba al Colegio, hacía como que llamaba a una imaginaria puerta, la abría y entraba . Así me enseñó a leer , a escribir y las operaciones elementales de sumar restar multiplicar y dividir.  A comienzos del 39 mis padres hicieron amistad con un matrimonio de maestros que vivían enfrente de la tienda y que se ofrecieron para que mi hermana y yo acudiéramos todos los días a su casa y allí, junto con dos de sus hijos de edades parecidas aprendíamos algo más que leer y escribir eso sí sin libros porque los que estaban a nuestra disposición en aquel momento no merecían la confianza de los progenitores.
Así se llegó al 28 de marzo de 1939. ¡¡ La guerra había terminado!! Por mucho que representase este hecho de terminar con un conflicto tan terrible como es una guerra civil, para mis padres fue  de una gran emoción. Habían resistido tenázmente en unas condiciones que nunca habían imaginado. Después de los esfuerzos y sacrificios que les permitió casarse, establecerse por su cuenta, desarrollar un negocio, trasladarlo a otro barrio más prometedor, tener que abandonar su casa y refugiarse en un espacio poco mayor que la trastienda y resistir allí aquellos tres años con dos niños de siete y tres años, desoyendo a quienes les aconsejaban abandonar y trasladarse al centro de Madrid y empezar de nuevo, ¡Qué alegría debieron de tener! Al fin podrían vivir su propio proyecto y gracias a Dios la familia estaba sana y entera. Mi padre y yo estábamos muy identificados. El me había abierto al mundo. Yo leía y escribía gracias a su esfuerzo...Y no solamente eso sino que aprovechaba todas las ocasiones para ilustrarme. Mi madre ejercía otra especie de tutela:   Nos hablaba de Dios y de la Virgen, de Jesús y, desde octubre del 35, en que se empezó a perder el miedo, se seguía la Misa por la radio retransmitida desde la llamada zona nacional. Y también nos educada en modales limpieza personal y las elementales normas de convivencia de las que hasta entonces no habíamos tenido oportunidad de aplicar.

sábado, 18 de agosto de 2012

1938 UN AÑO INTERMINABLE

No puede decirse que la vida transcurriera para la familia en aquellos años de 1937 y 1938 de forma rutinaria. Cada día aparecía una nueva amenaza. En una ocasión mi padre es detenido y conducido a la comisaria. Parece que la clientela , algunas clientas, ante la escasez de los artículos que consumían habitualmente le habían denunciado aduciendo que lo acaparaba todo lo que podía para vendérselo a los amigos. En la comisaria se le abrió un expediente porque se le encontraron unas tijeras en uno de los bolsillos del guardapolvo que usaba. La detención llevaba consigo el registro de la tienda y la vivienda para comprobar si había genero guardado del que se negaba a la clientela y, ya de paso, si había armas u objetos que pudieran parecer tales como lo fueron las tijeras del guardapolvo. El registro lo atendió mi madre supongo que acompañada en las idas y venidas por la tienda, la trastienda, la vivienda, los escaparates, la cueva....por sus dos hijos que entonces teníamos nueve y cinco años.  En un momento dado, según la versión que tantas veces nos contaría, uno de los registradores puso la mano en una vitrina y preguntó :"aquí, ¿qué hay?" " Nada, cajas vacías y polvo..." contestó mi madre. "Está bien", "puede cerrar" . Y mi madre tuvo que tragarse el suspiro de alivio, pues precisamente allí, debajo de una de aquellas cajas estaban los billetes cuyas series les habían anunciado que serían válidos al terminar la guerra. Aquel mismo día, por la tarde, mi padre regresó a casa sin cargos y en libertad.
Un problema fue durante casi toda la contienda el de la alimentación. Las tiendas de "ultramarinos" estaban prácticamente vacías y únicamente se encontraba en ellas los suministros que el gobierno facilitaba para su distribución: lentejas, bacalao, sardinas arenques, boniatos, harina de almortas, y poco más. Mi madre, valiente y decidida hizo dos o tres salidas hacia Fuencarral y Alcobendas y volvía a casa con algo de aceite, huevos y patatas. Pero eran tan peligrosas esas escapadas que hubo que renunciar a ellas. Sin embargo los hoteles del centro de Madrid, debían de estar mejor abastecidos porque en alguna ocasión toda la familia salió a comer y la consigna era comer allí pero también aprovechar la ocasión para traerse para casa algún filete o fruta. No fueron muchas las salidas de este tipo por el riesgo que había de ser detenidos e interrogados en plena calle.
Las interrupciones del sueño para abrir la puerta para que los vecinos con nosotros a la cabeza bajáramos a la cueva y de allí al refugio, se hicieron muy habituales. El frente se había estabilizado y estaba muy cercano Así que no era extraño que por la noche se oyeran el tableteo de las ametralladoras y morteros así como la explosión cercana de los proyectiles de las piezas de artillería. Algunos días aparecían aviones que además de bombas arrojaban papeles con propaganda o consignas y hasta caramelos, que no se podían coger en la calle porque según la propaganda oficial estaban envenenados. Un bomba destrozó un balcón de la casa enfrente de la tienda si bien no produjo daños a las personas. 

viernes, 27 de julio de 2012

UN AÑO ESPERANDO EL FINAL :1937

En esta casa vivió mi familia desde 1932 hasta que fue derribada en los 90 para ampliar el paso a la calle a la que hacia esquina. El cuarto piso y cinco huecos, dos balcones y dos ventanas que se ven con claridad, más otra ventana que da a la calle lateral. Desde aquellos pisos se divisaban entonces con nitidez edificios de la Ciudad Universitaria y el patio del Colegio de los Salesianos.

La tienda estaba a la derecha y en el momento de la fotografía había ya desaparecido el tranvía que circulaba por la acera de la izquierda de la foto.
El parapeto que se construyó en el mes de octubre de 1936 dividía a la calle de manera perpendicular de forma que la casa quedaba detrás de él en el fondo y la tienda en el lado de acá. La acera de la derecha está orientada al norte y la de la casa al oeste.

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En el artículo anterior la familia ya estaba acomodada (?) en la tienda, la calle estaba partida por un parapeto  y por la cueva de la tienda se accedía al refugio que se había construído bajo los edificios comunicándolos entre si.  De repente mi padre aparece convocado para ser alistado porque su reemplazo ha sido llamado a filas. La conmoción y el disgusto de mis padres debió de exceder de cuanto se pueda imaginar. Empiezan las cábalas y las ideas para tratar de eludir ese trance. Y según tengo sabido aparece un médico, de ideas afines, que le recomienda un "tratamiento" para tratar de eludir en el reconocimiento médico que fuera soldado. Y así la noche anterior a ese reconocimiento ha de tragarse un hueso de aceituna envuelto en una mechita de algodón y empapado todo ello en aceite. Parece que eso, una vez que alegara úlcera de estómago, y diera lugar a una radiografía, aparecería en esta una sombra que haría que, al menos,  el médico dudara sobre el estado de salud del  recluta. Después de los esfuerzos para encontrar y comprar la aceituna el primer día de la cita alegó lo de la úlcera y siete días más tarde fue citado para reconocimiento y radiografía. Con la expectación consiguiente se esperó el fallo de esta primera intentona....Pasado el plazo, hubo alivio, no completo, pero al menos esperanzador. El fallo médico consistía en esperar hasta una segunda convocatoria....Mi padre era una persona menuda, enjuto, más bien flaco que delgado lo que cuadraba con la alegación que de acuerdo con aquél médico que se llamaba Don Adrián habían preparado. Mientras tanto tenía derecho a un "chusco" de pan como parte de la ración alimenticia de un convocado a filas.


domingo, 22 de julio de 2012

COMIENZA LA GUERRA CIVIL...

La familia se "refugia" en la tienda en los primeros días del mes de diciembre del año 36. La vivienda es lóbrega y fría. La tienda está orientada al norte y prácticamente solo recibe al sol en los meses del verano. La tienda tiene el espacio de despacho con acceso a la cueva que habrá dar mucho juego durante la contienda., una trastienda y a partir de ahí se accede por la izquierda a la puerta que comunica todo el conjunto con el portal de la finca y a un pequeño retrete. De frente viniendo de la trastienda, y siguiendo el pasillo, a la izquierda la cocina  y continuando, al final a la izquierda, una habitación que hará de dormitorio.  Tanto la cocina como la habitación del final tienen ventanas que dan a un patio interior de la finca. También el retrete posee un ventanuco al mismo patio. Este patio, que se convertirá en el espacio para el recreo de los pequeños es sumamente frío porque, puede afirmarse, que nunca han llegado los rayos del sol a su suelo. Tiene una tina, cuba de agua, que jamás debió de ser renovada, porque el agua está cubierta por una capa de grasa y suciedad de varios centímetros de espesor. Al final del patio, a la derecha y como continuación del dormitorio de la vivienda de la tienda vive un matrimonio de ancianos que son los porteros de la finca,  el Sr. Pepe y la Sra. Bernarda. Así que la familia está instalada en la tienda y allí va a permanecer tres años, en tanto que su vivienda en el piso que tuvo que abandonar ha sido ocupada por algunos que no han tenido miedo a la situación ni respeto al contrato de alquiler que ellos no habían suscrito y se supone que tampoco pagaban.
El negocio de la tienda languidece. Los artículos vendidos en los meses anteriores no han podido ser repuestos en su totalidad porque los almacenes mayoristas también sufren la escasez. Y llegará un momento en que el polvo se adueña de los espacios de las vitrinas y del escaparate. La preocupación empieza a fijarse en la alimentación. Se empieza a carecer de lo más elemental. También se nota que se está muy cerca del frente. Pasan compañías de soldados por delante de la tienda con material de guerra. Un día la aviación deja  su señal en el edificio de enfrente. Mis padres estudian la posibilidad de trasladarse con todo a la tienda y vivienda de mis abuelos paternos que está situada más hacia el centro. Pero eso sería perder todo lo recorrido hasta entonces y no están por la labor. Deciden permanecer allí y...que sea lo que Dios quiera. Esto último dicho para adentro. La autoridad correspondiente ha hecho un plan de defensa que consiste en abrir en el subsuelo de varios edificios entre ellos el que nos cobija una galería subterránea para protegerse en caso de bombardeos. La cueva de la tienda está conectada a esa galería y mis padres son advertidos de que cuando suene la señal de alarma han de abrir la puerta y dejar que los vecinos bajen a la cueva y penetren en el refugio. La palabra "Refugio" aparece pintada en la fachada de la tienda con un flecha que indica la dirección para acceder al mismo. Así se entra en el año 1937.

NUEVA TIENDA Y NUEVA CASA

El traslado del negocio representa un escalón hacia arriba de toda la familia. El establecimiento esta situado en una calle ancha y luminosa. Está en Francos Rodriguez, en el número 21 justo enfrente tiene la parada una línea de tranvías que enlaza la Glorieta de los Cuatro Caminos con este barrio que está un poco más allá del extrarradio. Por la calle de Francos Rodriguez se llega quinientos metros más a la Dehesa de la Villa, un bonito Parque natural limitado por la carreta de La Coruña.
 A pesar de que la tienda tiene vivienda, la familia alquila un piso en casi enfrente de ella, en el 38 de la misma calle.  Con la familia instalada el resultado del trabajo de mis padres en la tienda empieza a hacer realidad  la ilusión con que se decidió el traslado.
 La tienda está dedicada a los artículos de mercería, perfumería del hogar, algo de bisutería, alpargatas y confección barata. Mi padre ha aplicado a la selección todo lo que aprendió en su etapa de corredor de plaza, cuando pudo observar lo que las tiendas le demandaban y los niveles normales de precios. Parece que la vida sonríe a la pareja: una parejita, una vivienda muy digna y un negocio independiente que ha renacido y tiene buenos comienzos.
Pero.... la situación política tiene el ambiente de la calle muy tenso.  El barrio es de extracción social media-baja y la existencia de dos Colegios religiosos en la zona, sobre todo el de monjas muy cercano a la casa, son pretexto para que menudeen las manifestaciones de anticlericalismo y de abierta hostilidad a la religión de los grupos que recorren la calle. Se suceden las amenazas y las agresiones. Mis padres se estremecen con alguno de los episodios que presencian. Ellos, católicos, no tienen filiación política y tan solo son "gente de orden" . No les gustan las manifestantes que ocupan la calle con gritos, insultos y obscenidades, con miradas acusadoras de no se sabe qué, insultando a los que no gritan como ellos y que elevan los puños cerrados de forma amenazante.
Así llegamos al dieciocho de julio de 1936. Mi hermana tiene siete años y yo 3. Desde esa fecha todo tiende a ir mal. La casa tiene cuatro huecos a la calle y como está en un cuarto piso es un formidable punto de observación. Desde allí se ve parte del espacio del Colegio de los Salesianos desde donde ven escenas escalofriantes. Durante los primeros meses de la contienda la situación se vuelve cada vez más peligrosa. Se construye un parapeto perpendicular en la calle que cierra el paso a los vehículos obligándoles a parase para ser identificados y registrados. Por esa razón el servicio del tranvía ha sido suspendido. El muro divide la calle pero también los intereses de la familia. Más allá, hacia el frente, ha quedado la tienda. Más acá, hacia el centro de Madrid, pero siempre a escasos metros una de otra, el piso de la vivienda. Las autoridades advierten que por la noche no aparezca luz alguna en las ventanas y balcones del piso dado que están situadas enfrente de la Ciudad Universitaria, que ahora es línea del frente en el que unos y otros combaten. Así que por la noche se cubren los huecos con mantas, tapetes o lo que se puede para evitar que la luz se vea desde fuera. Enterados de esta circunstancia parientes de mi madre, se presentan en casa un día del mes de noviembre de 1936  con varios prismáticos porque han oído que la bandera roja y gualda ondea en algún punto de la Ciudad Universitaria y desean comprobar si desde mi casa se ve. Efectivamente la  bandera ondea. A cambio de esa oportunidad de la que han gozado le dan a mi padre una información ultrasecreta. Dicen saber las series y valores de los billetes en circulación que van a ser validados cuando termine la guerra, por supuesto con la victoria del ejército sublevado.. Mi padre no tiene dinero pero, por si acaso,encuentra y guarda convenientemente cuatrocientas pesetas que reúnen las series y valores que le han dado. Finalmente, como la situación en el piso se hace cada día más peligrosa, la familia decide abandonar aquella vivienda y refugiarse en las habitaciones de la tienda. Comienza un nuevo episodio.

viernes, 25 de mayo de 2012

UN HECHO INSOLITO


Ha sucedido en Almadén. Un grupo de niños y niñas de diez años se preparan en la Parroquia para hacer la Primera Comunión. Lo hacen con la ilusión que va a representar el acontecimiento en sus vidas. La preparación discurre con normalidad, como ha sucedido y está sucediendo en este mes de mayo en casi todas las Parroquias de España. Como trámite normal se indaga sobre el certificado de Bautismo de los aspirantes a la ceremonia. Y aquí salta la sorpresa. Tres de ellos, dos niñas y un niño no están bautizados. Y claro no pueden acceder a tomar a Cristo por primera vez si no son cristianos. Evidente. El disgusto de los niños es grande. Han asistido a la catequesis parroquial, han venido dando clase de religión en el Colegio, han asistido con el grupo a la preparación, han asistido a Misa los domingos y ahora les dicen que no son cristianos. Un disgusto serio. El Párroco, investiga la sinceridad del disgusto: ¿lo están porque se les va a privar de una ceremonia pública compartida con sus compañeros o porque sienten a Jesús como compañero y protector de sus vidas y ahora resulta que se ven rechazados?.....
El Párroco se pone en marcha. Habla con los padres. No son tres sino que el hermano, de nueve años del niño tampoco fue bautizado.  
No se trata de averiguar el por qué no fueron bautizados a poco de nacer. No importa. Lo importante es lograr ahora que los padres, residentes en la localidad, se adhieran al bautismo. Y se adhieren . Y pasan a ser instruidos como catecúmenos aspirantes al bautismo.Y finalmente se lleva a cabo la ceremonia del Bautismo. Después... actuará el espíritu Santo.Asisten padres y familiares y la Iglesia Parroquial se llena como tan solo lo hace era una ocasión singular. Aquí están los nombres de los nuevos cristianos: Samuel y Jesús, de 9 y 10 años de edad. Las niñas se llaman Lucía las dos y tienen 10 años de edad. Los tres mayores tomarán a Jesús Sacramentado por primera vez, junto con el resto de sus compañeros de preparación, el sábado 26 de mayo. Samuel esperará al año que viene, en que habrá cumplido los diez años.
Buen comienzo en Almadén del Año de la nueva Evangelización. ¡Enhorabuena a todos!
Arriba: Los cuatro nuevos cristianos de Almadén. 
Abajo, el Ministro celebrante invoca al Espíritu Santo antes de la unción con el óleo de los catecúmenos

lunes, 16 de enero de 2012

España, dos problemas...

España, tiene un problema financiero, que no lo tocamos, y otro problemón que es el del paro, que sí lo vemos aunque intuimos que no es tan grave para los parados, aunque si para los padres y los abuelos y los familiares de los parados. De estos dos problemas, saldremos, más tarde o menos tarde, pero saldremos, porque es una cuestión de dinero y de algun sitio saldrá, de nuestros bolsillos seguramente, pero esos problemas tienen solución.
Hay un tercer problema. El estado moral de la sociedad. Todo lo que tiene que ver con la actitud de las personas y de la colectividad. Todo vale para llegar a ser algo, para estar por encima del de enfrente. Desde niños los jóvenes se rebelan contra los padres, contra sus educadores, contra los planes educativos. Así las cosas con uno basta... Estamos más divididos que nunca...Opinamos sobre todo aunque no entendamos de nada. No nos fiamos de la opinión del que sabe. Le negamos la razón por el mero hecho de tenerla y por el color que prejuzgamos que tiene. Por nuestro bienestar somos capaces de sacrificar cualquier cosa ....hasta a los no nacidos..No creemos en la justicia....No creemos en la decencia de las personas....ni en la de nosotros mismos. Hay sí una élite bien pensante que actúa rectamente...pero no nos llega su ejemplo y son tan pocos que su actitud se diluye entre la multitud...Seguiré.