sábado, 9 de abril de 2011
SABADO
Sí, también hoy pasaré a saludar a Godwin. Dejaré una moneda entre sus tremendas manos, me dejaré aplastar la mía, dirá "gracias, señor"....y seguiré mi camino. Mañana será domingo, primer día de la semana, y Godwin, cumplidor en este caso de las normas sociales descansará y no vendrá a su banquillo a vender la revista de los "sincasa" . Seguiré caminando, siempre con la meditación sobre Godwin en la cabeza, y llegaré a mi barrio. Sí, aquí transcurrieron los primeros ventitres años de mi vida....No se me han olvidado, no, cada una de las casas del barrio, las tiendas, las bocacalles que salían o entraban en la principal. Echo de menos los tranvías, chirriantes, uno de ellos, el ascendente, circulaba junto a la acera de forma que los peatones lo tenían encima en cvuanto se descuidaban. Entonces el conductor pisaba una y otra vez la campanilla que advertía al peaton de su presencia. Hoy los autobuses son mucho más asepticos y serios. En mis primeros años los tranvías tenían abiertas las plataformas de manera que casi siempre iban pasajeros colgados de ellas en posturas de equilibristas. Además se tomaban y se dejaban en marcha lo que suponía un ejercicio de atletismo que entre los jóvenes era una muestra de la buena preparación gfísica que se disfrutaba. Hoy con los autobuses nada de nada. Bien. ¿Qué itinerario haré a la vuelta? Desharé lo andado y saludaré de nuevo a Godwin? O bajaré por el itinerario b que lo elude... La decisión la tomaré sobre la marcha...
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