Carlos Alberto, aparece en mi vida un día de octubre de 2022. Aparenta menos edad de la que tiene. Buena presencia, facciones agradables, 1,75 de estatura, complexión normal, su rostro enseguida muestra una sonrisa franca y acogedora y su habla, en un epañol correcto tiene el giro y la música de su región natal que completa su presencia de manera que provoca una buena acogida por la simpatía que inmediatamente despierta. Es muy respetuoso y siempre acata cuanto sugiero. Me guia en el paseo con mano firme y no se descuida ni un solo momento en cuanto a la atención que me presta para que no pierda el equilibrio. Me ayuda a subir y bajar del autobús y pone especial atención cuando subo a él y se pone en marcha así como cuando en la parada me dispongo a apearme. Ahora salimos los lunes. martes, jueves y viernes. Llega a casa puntualmente a las once de la mañana y marcha dejándome en el ascensor pocos minutos más tarde de la una.. Hasta hace poco tiempo ha estado viviendo con su madre en Villaverde Bajo. Pero recientemente vive en la Gran Vía del Sureste, en un barrio nuevo del Sur de Madrid donde ha alquilado un piso que ocupa ahora y ocupará piensa en julio próximo cuando contraiga matrimonio con la que hoy es su novia.
miércoles, 19 de abril de 2023
Años más tarde...
Si, han pasado muchos años. Ocho o nueve...Y han pasado muchas cosas...Godwin, sigue ahí, pero ya no está presente en mis paseos como entonces...Me operaron del corazón en el año 2015 y aquello supuso una alteración importante en mi vida díaria: desaparecieron casi totalmente los paseos. En la convlecencia de la operación me sobrevino una fuerte anemía que me debilitó y los paseos empezaron primero a decrecer en su extensión y luego casi desaparecieron. Ya no caminaba , ahora usaba el coche que sustitía a mis piernas. Enseguida se presento la pandemia del covi. Dos años, el primero de ellos casi prisionero en casa. Y esta sujeción terminó por anular la posibilidad de moverme. Al menos solo no podía salir a la calle. Vendí el coche, la teturlia de los amigos había desaparecido. El último contacto que me quedaba, Rafael Muñoz Ramirerz, murió, y me quedé sólo en el refugio de mi casa con los míos....Pero no podía quedarme ahí. Así que se acudió al recurso de buscar una persona que me sacara de casa diera un paseo conmigo por las mañanas. Y Ana, mi hija, encontró la solución y enseguida apareció un acomapñante. Sellamaba Rafael. Y de él escribiré más adelante.
Ahora salgo con Carlos Alberto. Nicaragua. 41. Tres hijos que dejó allí. Lleva cinco años en Madrid y tiene la nacionalidad española. Empieza una nueva serie de Caminante.